El camino de
Santiago es una ruta de superación y cariño. Cientos de miles de peregrinos
salen de Roncesvalles y arriban a Santiago con más experiencias, amigos y
nuevas visiones de sus propias habilidades.
Cuando
completé el camino de Santiago por vez primera, una preciosa sensación de
admiración por el camino y todas las personas que lo habían hollado a lo largo
de los años, me acompañó en mi viaje de vuelta. Al llegar a Zaragoza se me
ocurrió que una bonita manera de recordar ese viaje sería hacer una selección
de los viñedos que más me habían gustado, desde Roncesvalles a Santiago. Era la
ilusión de revivir el camino a través
del vino. A través del recuerdo de los viñedos, de las ilusiones recuperadas,
del esfuerzo sincero y del cariño cierto. De la mano de mi amigo Luís Olivan he
visto estos parajes con ojos vinateros y este camino se abre con cinco vinos
maravillosos que me satisfacen en lo más íntimo y si Dios quiere llegaran más
novedades llenas de magia y alegría.
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