somontano


En el Somontano del Sobrarbe hemos hecho verdaderas diabluras. Antes de que el somontano fuese lo que es ahora, ya zascandileabamos servidor y algunos amigos buscando un castillo derruido o una vieja casona para montar una bodega. Era por los años ochenta y contábamos con un, entonces jovencísimo, Carlos Blazquez que aún no era la autoridad mundial que hoy es en el tema del agua. De su mano estuve a punto punto de adquirir un castillo derruido. No se que ángel nos fastidió la operación , solo sé que era una absoluta locura¡.
La casona no fue adquirida pero lo que si me quedó grabado fue el gusto por la zona y la confianza en sus enormes posibilidades.
Al cabo de algunos años la cooperativa del somontano del sobrarbe se refundó en nuevo nombre y nueva estructura y allí de la mano de buenos amigos empezamos soñar nuevos vinos. Juan Carlos Palacios, Luis Olivan…buenos amigos y buenos consejeros que me ayudaron a dar forma a un proyecto que entonces empezaba a andar : los vinos Yáñez.
Aquí en el somontano, en las instalaciones de la cooperativa nacieron los primeros Yáñez y sus hermanos los Tayau y aún más tarde los hacevinos microexperiencias. Aún guardo algunas botellas de los diferentes vinos. Jovenes, crianzas, reservas, vinos de expresión, gewurztraminers, chardonais vendimias tardías, fermentados en barrica,pinot Noirs, chenin blanc, rieslings hasta un blanco de variedades tintas…De todo y de todas las formas y colores. Presentaciones con mis poesías de la época, todo muy naif me parece.
Ahora de la mano de Pepe Marco estamos soñando unos nuevos vinos. Vinos construidos con el mejor asesoramiento: el del winemaker Enrique Larruy y de su padre Ramón Larruy, dos personas entrañables con las que da gusto trabajar, y que con cada comentario enseñan. El rosado de Enrique es el mejor rosado que he podido imaginar nunca, de llorar.
En esta nueva andadura vamos a imaginar unos vinos  etéreos y a la vez muy corpóreos. Vinos que proceden de la viticultura de montaña, unos vinos muy ciriaquiles con esos aromas a frutas maduras que me atrapan y si Enrique me ayuda, también unos tintos y blancos con un punto de espuma, y ligeros toques dulces. Pequeñas locuras embotelladas.
Y con una visión más formal lo que siempre hemos buscado en esta zona se mete dentro de estas botellas: modernidad, técnica, brillantez… Es como una pasarela de moda, todo te parece bien , bonito y a la vez como poco práctico. Nuestra idea ha sido el disfrutar de estos ensamblages y empezar a soñar nuestros sueños ya olvidados, hacer cosas diferentes y jugar en este virginal valle del Isabena. Luz, color, alegría.
Somontano, para mi , sinónimo de Jacaranda .



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