me he liado la manta a la cabeza y me he puesto a ordenar el taller con un "animus" lleno de entusiasmo. Maderas recogidas para ser pintadas, planchas de cerámica que nunca llegaron a formar parte de los murales regaladas, mucha de mi pequeña obra retirada al almacén...El espacio circunscrito a 16 personas y una nueva zona de elaboraciones y explicaciones, con el ventanal a la espalda. Está quedando genial.

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