El día del pilar

 estaba escribiendo algo sobre este día del pilar , aquí en la vinatería mientras las gentes pasan vestidas de fiesta con atuendo preciosos y rostros alegres, en compañía de sus seres queridos y , por unas horas alejado el espectro del miedo y la confusión y cuando me he querido dar cuenta he escrito unos párrafos. Luego de un momento...¡¡¡me he dado cuenta de que eso ya lo había escrito en el pasado" madre mía , que viejo soyyyyyyy. Jajjajja.

Veréis, estando hoy en la vinatería me han llegado, como en una filmación, las imágenes de los últimos treinta y cinco años de pilares. Tradicionalmente hemos abierto la tienda y cuando mi padre tenía su bar "el humilde rincón" el barecito también lo abríamos. 

Esta mañana recuerdo aquellos días de otoño cuando todos mis amigos se iban con sus familias a pasear, a tomar el vermouth. Mi padre me montaba en el coche y nos veníamos al bar. Yo tenía, nueve, diez años, once tal vez y, hala¡ a fregar el suelo, limpiar la cocina, los baños, cortar el pan, mirar que no se pegara la salsa de las cigalas, ni que los solomillos se quemaran...Muchas pequeñas cosas, luego llegaba todo el mundo y en dos horas no se paraba ni un segundo, más pan, lavar vasos que no quedan¡¡¡ Mi padre era una maquina, atendía con rapidez y siempre tenía un comentario para sus amigos, los que no eran amigos simplemente no comían... Uno de aquellos años, recuerdo que no quería ir , quería quedarme en casa. Al final sin más me monté en el coche y desde casa de mis padres bajábamos por la gran vía y nos fueron desviando sucesivamente por diferentes calles. Yo, en secreto deseaba que no pudiésemos llegar, que nos volviésemos a casa. Mi padre no cejó en su empeño y callejeando encontró una manera de llegar a esta sufrida calle madre sacramento

" calle madre sacramento

tan sufrida y tan callada

allí ha tomado aposento 

un bar que es una gozada

es un sitio singular

que en animo de atenderte

en menos que canta un gallo

te monta un tenderete...

así escribía el poeta Macario sobre el humilde rincón

pues como os decía llegamos, llegamos. Lo preparamos todos y llegó la gran ola del vermouth

un grupo de hombres, mujeres y niños , se puso en medio del local, yo les atendí, tenía once años

les serví y como quien no quiere la cosa se fueron sin pagar. Aún los veo irse  taimados y contentos.

Yo no me atreví a decir nada, pensaba que habrían abonado su cuenta a mi padre. Cuando este se percato del sinpa la bronca que me pegó fue de órdago. Creo que no me habló en un par de semanas.

Cuando me hice mayor, tenía dieciséis años  y solo tenía que venir a abrir la tienda siempre me sentía como estar de vacaciones.

días del pilar un poco diferentes

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